En la mañana del de 6 julio, cada año, la Plaza del
Ayuntamiento de Pamplona se va tiñendo de blanco y rojo, hasta que a mediodía,
se oye gritar desde el balcón principal de la casa consistorial: “¡Pamploneses! ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!”
El “txupinazo” dará comienzo a los Sanfermines en poco menos
de un mes, una de las celebraciones populares más singulares en el mundo.
Durante una semana, Pamplona-Iruña se llenará de personas
procedentes de todo el mundo, dispuestas a disfrutar del jolgorio y de las
tradiciones. Conciertos, verbenas, fuegos artificiales, mucho alcohol y sobre
todo toros.
El “encierro” es sin duda el elemento más significativo de
esta fiesta. Las imágenes de los mozos recorriendo las calles del casco viejo
de Pamplona delante de los toros son famosas en el mundo entero.
Se cree que esta tradición tiene sus orígenes en los
pastores de las dehesas que al llegar a Pamplona con los toros eran arropados
por la gente que ayudaba a llevarlos hasta la plaza. Hoy en día los encierros
congregan a tal cantidad de corredores que resulta peligroso.
Se realizan encierros a diario desde el 7 hasta 14 de julio
y comienzan a las 8 de la mañana. El recorrido parte desde la cuesta de Santo
Domingo y termina en la Plaza de Toros.
Uno de los puntos clave del recorrido es la curva de Mercaderes-Estafeta,
conocida como el lugar donde los toros se van al suelo, un tramo muy
resbaladizo que siempre provoca algún que otro estropicio.
El cartel de este año ha sido diseñado por el diseñador
navarro David Alegría. El cartel muestra a “Caravinagre”, uno de los famosos
cabezudos de estas fiestas, emulando al
Tio Sam.
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